Con lo anterior no se agota el tema de los problemas filosóficos, porque hay uno, el principal, que está en la base de todos ellos y al cual no se aplican las características anteriores. Dicho problema es el siguiente:
¿Cuál es el objeto de estudio de la filosofía? Este problema no está resuelto. Cada filósofo y cada sistema filosófico inician sus reflexiones asignando a la filosofía un nuevo campo. Tal circunstancia impide que se llegue a formular una definición unánime de filosofía. No obstante la discordancia entre los filósofos acerca del objeto y campo de estudio de su materia, son manifiestas algunas coincidencias. En efecto, los filósofos están de acuerdo en que la filosofía:
• Es un saber teorético, es decir, no se nutre sólo de información, sino también de contemplación y explicación.
• Es un saber que enfoca lo principal de la realidad; esto es, aquel aspecto a partir del cual será más fácil entender la realidad total.
Naturalmente, hay diferencias acerca de cuál aspecto es el que debe considerarse como el principal o fundamental.
• Es un saber reflexivo y crítico. Es reflexivo, porque es de segundo grado, es decir, supone datos y hechos que le sirven de base para la reflexión. Es un saber crítico porque critica ideas, instituciones, comportamientos. Hay que tomar en cuenta que criticar no es rechazar, sino discernir, distinguir, valorar, seleccionar. La filosofía es crítica, no porque su función sea siempre militar en la oposición, sino porque, además de su tarea explicativa, tiene que ser factor de cambio y de progreso.
En todo filósofo auténtico existe la convicción de que el saber filosófico tiene este doble objetivo:
• Ser un intento de clarificación de la realidad, explicando seres y acontecimientos.
• Ser una fuerza orientadora de la conducta.
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